19.4.12

ECOnsumo

por D.I. Daniel Wolf
dwolf@palermo.edu



En el contexto actual donde comienzan a ser percibidas diversas señales de la incidencia ambiental causadas por el sistema de producción y consumo de las sociedades industriales  y a su vez -y no casualmente- el modelo dominante de acumulación basado en la especulación financiera, comienza a mostrar sus fisuras; el diseño intenta reconvertirse sin advertir ni comprender los profundos cambios que se están insinuando. Los criterios de diseño sustentable han penetrado los discursos y conciencias de los diseñadores. La pretensión de colaborar desde la práctica disciplinar en una problemática de escala histórica y planetaria resulta cándida. Los espacios de reflexión académicos y profesionales no deben dejar pasar esta oportunidad para repensar la disciplina, sus compromisos, valores y funcionalidades.



A lo largo de la historia el diseño como disciplina manifiestó reiteradamente sus ideales progresistas. A fines del siglo XIX en la revalorización del trabajo de los artesanos, en el siglo XX ante la posibilidad de poner diseño al alcance de los sectores populares, y más recientemente en el intento de borrar las barreras ergonómicas para facilitar la accesibilidad de los usuarios a los productos, han sido todos intentos de la propia disciplina para actualizarse bajo un paraguas de valores bienpensantes y progresistas.
En los últimos años la cuestión ambiental se ha instalado en la agenda cotidiana. Con poco rigor son asociados terremotos con cambio climático y tsunamis con contaminación. En este clima confuso grandes responsabilidades son depositadas en los individuos, como una eficaz cortina de humo donde permanecen invisibilizadas las causas y sus beneficiarios. El individuo es compelido a bañarse en menor tiempo y a consumir productos con certificaciones de cuidado ambiental realizados con materiales reciclables. No se quiere decir con esto que el uso responsable del agua así como la conciencia en adquirir productos con menor huella ecológica no sean relevantes. Se cuestiona que el tema sea clausurado en la adquisición de una tapa o un sello color verde. Se cuestiona que la responsabilidad se deposite en el individuo como practicante de un ecologismo individualista y de consumo. 
Del mismo modo opera el denominado Diseño Sustentable. Enmarcado en la loable tradición del compromiso social de la disciplina, algunos diseñadores (ingenuamente) dedican sus esfuerzos en articular dos conceptos antagónicos. Pretendiendo sintetizar en la misma operación, Consumo y Sustentabilidad.  Solo podrá existir un régimen sustentable finalizado el ciclo publicidad-consumo. Resulta parte del mismo dispositivo de ocultamiento el establecimiento del foco en los desechos del ciclo, cuando el núcleo de la cuestión reside en la producción para un sistema de insatisfacción crónica.
Mientras no sea cuestionado el sistema de producción-consumo y sea establecida la utilidad del ejercicio del diseño, todas las acciones en apariencia bienintencionadas serán, en su mejor caso, cosméticas. Y dada la escala del problema las mejores intenciones ya no resultan tolerables. Estos cuestionamientos deben conducir a la reflexión acerca del verdadero y último fin de la disciplina en los tiempos que corren.

1 comentario:

  1. Evidentemente el autor no tiene idea de lo que realmente se trata el Diseño Sustentable...

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